CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO JOSE RAFAEL REVENGA-ESTADO ARAGUA -VENEZUELA
CRONISTA COMUNAL DEL CENTRO NACIONAL DE HISTORIA DE VENEZUELA
Clara vive sus sueños y en algunas oportunidades los hace realidad, con frecuencia sueña con su madre fallecida, la cual le despierta la idea que es heredera de una pequeña vasija de barro que contiene muchas prendas de Oro y monedas, las que en una oportunidad enterró en una esquina de la habitación donde Clara y su esposo duermen.
Son tan frecuentes las visiones, que le comenta a su esposo y le plantea la posibilidad de desenterrar la pequeña fortuna. Su esposo incrédulo siempre le responde: - “Déjate de bolserías mujer, que esas son puras pendejeras tuyas”.
Se mudan al cuarto de enfrente pasando el patio, por seguridad su esposo coloca detrás de la puerta una barra de hierro como traba. En una noche cercana, Clara vuelve a soñar con su madre y ésta le insiste que la pequeña vasija es de ella y que tiene que desenterrarla, pero esta vez su pesadilla viene acompañada de un cura que también insiste en sacar el tesoro. Para que se materialice en sus manos y así su madre pueda descansar en paz.
En ese sueño su madre y el cura la toman de la mano y la llevan a la habitación donde están enterradas las joyas, Clara despierta en ese instante de su pesadilla y para sorpresa suya se percata de que está justo en la habitación donde la llevó su madre y el cura.
Sale despavorida y gritando hacia el cuarto donde está su esposo y comienza a golpear la puerta para que le abran, diciendo: - “Abre la puerta por Dios, ¿qué hago yo aquí afuera?, abre por favor viejo abre...”, el esposo se levanta por los gritos y al darse cuenta que es su esposa quien lo llama, exaltado coge un machete, abre la puerta y le pregunta: - “¿Qué te pasó mujer? ¿Por qué esos gritos?, ¿Cómo que vistes al diablo?”, Clara casi sin voz le responde: - “¡Ay mijo casi el diablo!, otra vez la pesadilla, pero ¿qué hago yo aquí afuera?”, “No sé mujer y cómo saliste si la puerta estaba cerrada por dentro cuando te abrí”. “No sé viejo, pero no me dejes sola. No quiero seguir teniendo esas pesadillas por Dios”.
Amanece y la pareja se levanta temprano a hacer las empanadas que todos los días venden en el mercado y dice Clara: . - “Ay viejo yo no sé qué fue lo de anoche, pero de que fue real fue real. ¿Qué me está pasando?, me voy a volver loca, yo creo que la única forma de acabar con estas pesadillas es sacando ese entierro viejo”. “Vas a seguir con esa cantaleta mujer, esas son puras pendejadas. Los muertos no salen. ¡Nooo saaalen!”.
El esposo, incrédulo de lo ocurrido, decide terminar con la conversación y le dice a su mujer: - “Anda a comprar sal para las empanadas que se acabó vieja, a ver si se te quitan esos achaques de vieja mañosa caminando. Anda apúrate mujer”. Clara molesta le contesta : -“Está bien, viejo. Yo voy pero no son achaques esos muertos me van a volver loca de verdad viejo”. El viejo insiste: -“Anda chica y ya te dije que los muertos no salen, no salen”…
Clara sale a comprar la sal y el viejo sigue burlándose de ella: - “esta vieja si es bolsa, y que creyendo en muertos y en entierros”.
Muerto de la risa el viejo sale de la cocina a orinar en el baño que está frente de la habitación de los hechos, para su gran sorpresa se encuentra en su camino a tres hombrecitos pequeños como de medio metro, sin camisa y con una cara barbuda arrugada y diabólica, dos con picos pequeños y el otro duende con una palita y haciéndole gestos macabros al viejo le dicen: - “Vamos viejo a sacar los reales y las joyas, alcanza para todos, vamos a sacarlas los cuatro, nosotros te ayudamos vamos...”.
El viejo casi infartado del susto sale a la calle despavorido y sin aire le hace señas a su mujer que ya venía de regreso de comprar la sal que se apure, Clara asustada al ver al viejo temeroso le pregunta: - “¿Qué te pasa viejo?, ¿qué te pasó?, ¿cómo que vistes al diablo?, ¡por Dios! ¿qué tienes?”.
El viejo sin aire no podía ni hablar, hacía puros gestos de terror y señalaba a la casa grande con temor. Clara lo recuesta de la pared de la casa y entra a buscar agua bendita para darle a su viejo, le da de tomar el agua y lo deja descansar un rato y luego le pregunta: - “Dime viejo, ¿qué fue lo que te paso, porque te pusiste así?”, el viejito temeroso y asustado le contesta: - ”Ay vieja es que vi al diablo, bueno a tres diablos juntos pero pequeñitos, con palas y picos. Esos bichos como que me querían enterrar a mi…”. “¿Cómo es la cosa viejo?, qué vistes al diablo o a varios diablos, ¿te volviste loco?“ . El viejito muy asustado responde: - “De verdad, vieja de verdad, eran unos duendes malos, que decían que me iban a ayudar a sacar los reales, de verdaiiita vieja, eran unos diablitos”, Clara de manera burlona le contesta: - ” ¡gua viejo!, ¿tú y que no crees en muertos ni aparecidos?, ja ja ja viejo bolsa”. El viejo asustadísimo le contesta: - “No te burles Clara y no me dejes solo en esa casa porque me pueden salir otro vez”.
…Pasó el tiempo en la casa grande y los esposos siempre andan juntos dentro y fuera de ella, no se abandonan ni a sol ni a sombra.
Clara ha dejado de tener pesadillas y siempre van a la iglesia para pedirle a Dios que nunca les vuelva a pasar esas cosas.
La vasija con el botín seguirá siendo un misterio, hasta que algún día un osado se atreva a desenterrarla. Pero de algo si estoy seguro, que ni Clara ni su esposo se atreverán jamás. Prefieren terminar el resto de sus días con la misma humildad de siempre…
Ésta es la tenebrosa historia de dos viejitos del pueblo de El Consejo, que sólo ellos pueden dar fe de lo allí ocurrido. Por mi parte respeto lo que me contaron y lo refiero a ustedes, para que cada día a crecenten su fe en Dios y les den valor a los cuentos de camino, que son parte de nuestra identidad e idiosincrasia…
Los compadres: El Prof. Mejías “La Rana”, Antonio Mejías “Casquito” y Alexis Galindez “El Locutor ”.
Cualquier parecido con esta historia, es pura casualidad…
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