EL SALTO
DE FREIRE O DEL FRAILE
“UN
ESCAPE MILAGROSO”
JOSE
JAVIER DURAN ROMERO 2015
Luego
de la muerte del Capitán Rodrigues Suarez en
el año de 1561, en manos de los caciques Terepaima y Guaicaipuro, con sus
respectivas etnias; por los lados de “Las
Lagunetas”, en la antigua loma que llevaba en esos tiempos el
nombre del cacique. Por ser un lugar estratégico de emboscadas y
batallas contra los españoles colonizadores.
Estando
estas tribus aborígenes, confederadas y dispuestas a defender sus
tierras a toda costa, de los invasores y de retomar el recién fundado Hato San
Francisco por el mismo Francisco Fajardo (que
seis años después, desde allí se fundaría Santiago
de León de Caracas por el Capitán Diego de Lozada). El
propio Fajardo, que estaba de regreso en el hato,
proveniente de Margarita, trato de valerse de sus
medios, con su natural agrado de parte del Cacique Terepaima hacia
su persona; para sosegar la alteración de los aborígenes y
sus jefes, pero nada resultaba para aquietar a aquellos Indios. Fajardo, informo
del aprieto en que estaba metido, al gobernador, además, de solicitarle ayuda y
socorro. Envío a Juan Alonso hacia Burburata y
por vía marítima en una Piragua a pedir la deseada ayuda.
El gobernador, encomienda al Capitán Luis de Narvaez, que para ese tiempo fungía como Alguacil Mayor de El Tocuyo, para que socorriera a Fajardo. Luis de Narvaez, hombre noble, toma todo lo necesario para ir en su auxilio solicitado por Fajardo desde San Francisco. Salio de Barquisimeto a principios de enero de 1562; pasada sin mayor contratiempo las “Sabanas de Guaracarima”, adentrándose en la garganta del “Valle del Miedo”, Narvaez, logra llegar al sector de Buen Paso sin encontrarse ninguna resistencia aborigen y con toda la gente que le acompañaba.
Luego
de acampar una noche en el sector Buen Paso, también
llamado antiguamente “Sabanas de Guipana”, Narvaez se
dispuso a subir la loma Terepaima, donde
solo unos meses antes había muerto el Capitán Juan
Rodrigues Suarez y su gente (desbaratados por Terepaima, Guaicaipuro y
sus guerreros). Narvaez continúa
la marcha loma arriba, pero con muchos descuido y mala organización militar por
parte de su tropa; siendo este el lugar donde tenia que tener mayor cuidado y
vigilancia de su recato.
En
esta oportunidad fueron los Arbacos al
mando de Terepaima, quienes hicieron el llamado
a los Meregotos, para confederarse y cooperar en la defensa
del territorio. En la propia loma
Terepaima, en un sector llamado “Las Mostazas”, estas etnias esperaron
a Luis de Narvaez y su gente (cabe destacar que
esta loma “Las Mostazas” formaba parte de lo que dos siglos después
fueron los límites del pueblo de Nuestra Señora del Buen
Consejo).
EL
Capitán Narvaez, al subir la loma
Terepaima, logra visualizar en Las Mostazas, los Penachos e
indios Meregotos preparados para el combate; comenzó la
feroz batalla, los aborígenes con la
lluvia de flechas y macanas en voraz ofensiva, contra los cansados y
desprevenidos españoles; se produjo tan desordenada confusión entre los
españoles, que el Cap. Narvaez, procuro
entonces, enmendar su descuido, fue a tiempo que ya no tubo remedio su reparo,
pues herido de muerte a los primeros encuentros con los Meregotos y
atravesado por mil partes a flechazos, cayo del caballo; donde atropellado por
los indios perdió la vida en castigo por su poca prevención.
Para
la segunda arremetida, fue el turno de los Arbacos, quienes
remataron y desbarataron a todos los demás que quedaban vivos que venían en
la caravana española. Todos pasados por las Macanas y
cuchillos, inclusive los indios de servicio que venían con ellos. Quedando
solo, para testigos de aquella triste tragedia: Juan
Serrano, Pedro García Camacho y Francisco
Freie.
Que
como lo cuenta Oviedo y Baños: “...
entre tanta confusión y muerte, tuvieron oportunidad de escaparse y metiéndose por
los montes, al cabo de cinco días fueron a salir los dos primeros (Juan
Serrano y Pedro García Camacho), al
pueblo de San Francisco, donde estaba Francisco
Fajardo esperando el socorro....
...El
otro soldado Francisco Freire, huyendo
con la turbación de aquel conflicto, acertó a coger el mismo camino por donde
habían venido volvía para Valencia; pero
como a poco tiempo de su fuga encontrase con algunas tropas de indios, que le
tenían cogido el paso, con el deseo de salvar la vida, sin reparar en la
temeridad que ejecutaba su miedo, se arrojo de un precipicio tan pendiente que
causaba horror el mirarlo, dejando perpetuada la memoria de su desesperación en
aquel sitio, pues es comúnmente llamado (El Salto de Freire), aunque
corrupto por la vulgaridad el vocablo, lo llaman (El Salto
del Fraile).
... pero
anduvo tan afortunado en la caída que con ser bien grande la distancia que hay
desde la eminencia al valle, no recibió otra lesión, que quedar algún tiempo
sin sentido, hasta que vuelto en sí y recobrado del susto, pudo, caminando
por una quebrada abajo (nacientes del río
Lagunetas), salir a las orillas del río Tuy, donde
tuvo otro contratiempo su desgracia, pues encontrándose con unos
indios Meregotos, que iban para la serranía, se
hallo en el lance de mayor aprieto; y no ocurriendole otro
remedio por entonces, que valerse de la humildad y sumisión para escapar
la vida hincándose de rodillas, con lágrimas y exclamaciones les empezó a
pedir, no lo matasen, pensando moverlos a piedad con sus plegarias; pero como
la misericordia sea virtud poco conocida entre estos bárbaros, no haciendo
mucho caso de su ruego, le tiraron algunos golpes de macana; chanza, que
teniéndola el Freire por pesada,
pareciole mejor mudar de miedo y metiendo mano a una espadilla que llevaba,
embistió con los indios con tan valiente brío, que a pocos lances dejo
tres o cuatros de los que mas le molestaban, y temerosos los demás,
tuvieron por partido mas seguro dejarle el paso franco y retirarse, dándole
lugar, para que sin otro accidente, al cabo de algunos días llegarse a Barquisimeto, con la
noticia del infeliz suceso de Narvaez, para
constristacion general de la provincia...”.
De
esta manera el cronista de indias José Oviedo y Baños, nos
relata la increíble fortuna del soldado Freire, que si
bien sea cierta o no; este soldado fue uno de los pocos que se salvaron para
contarla.
Lo que si
es cierto y comprobable, es que todavía existe el lugar “El salto de Freire o del Fraile””, en la toponimia del sector...
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